Mucho se ha dicho sobre la idea de que tu pareja ideal debe tener gustos afines a ti, pues hemos crecido con la idea de la media naranja. Es decir, encontrar a alguien idéntico para poder intercambiar gustos, intereses y sueños. No obstante, esta teoría se ha ido diluyendo con el paso de los años, donde muchas relaciones que eran similares fracasaron y otras, con personalidades totalmente opuestas, triunfaron.

Por ello es que, actualmente, muchos investigadores han puesto especial énfasis en esta temática, con la finalidad de reafirmar la idea de que polos opuestos se atraen. Según varios estudios, la ciencia parece sugerir que tu pareja no tiene que ser necesariamente muy parecida a ti, sino que, por el contrario, el hecho de ser distintos puede hacer que exista una mayor complementación entre ambos. De todos modos, cada pareja es distinta a cualquier otra, y esto no es una verdad absoluta, ni mucho menos.

Lo que sí es cierto es que tener una pareja con pensamientos distintos no sólo puede enriquecer la relación, sino a la otra persona, ya que ambos son capaces de conocer distintos puntos de vista. Del mismo modo, cada polo ayuda a nivelar al otro, tanto en carácter como en emociones, e incluso en los excesos.

Tanto el hecho de tener una pareja idéntica a ti como totalmente diferente no impide que podáis perseguir intereses en común o que estéis destinados al fracaso. En cualquier tipo de relación, independientemente de lo afines que podáis ser, aspectos como la confianza, la lealtad o el amor pueden desarrollarse sin que interfiera alguna de las teorías antes mencionadas. Son sentimientos que nacen a partir de la convivencia e interés mutuo, lazos que se forjan sin importar lo mucho o poco que congeniáis y que no pueden reemplazarse.