Trucos psicológicos para dejar el tabaco

Deja de fumar con estas útiles estrategias psicológicas

El consumo de tabaco es un hábito dañino que poco a poco va acabando con nuestra salud. Sin embargo, es difícil decir adiós al cigarrillo si no tenemos una firme convicción para hacerlo. ¿Quieres dejar de fumar definitivamente y no sabes por dónde empezar? Estas son las estrategias psicológicas definitivas para conseguirlo.

Pasos a seguir para dejar de fumar

Hay que señalar que siempre es un buen momento para abandonar el hábito de fumar, pero en ocasiones, cualquier momento puede ser también bueno para volver a engancharse al cigarrillo. Por ello, el primer consejo si quieres dejar de fumar para siempre, es que evites todas aquellas situaciones que puedan ponerte en peligro de recaer en el tabaco.

Si llevas años enganchado al tabaco, es probable que hayas probado todo tipo de técnicas y de productos que prometían que ibas a dejar de fumar para siempre, y sin embargo, has vuelto a recaer en este vicio tan nocivo.

Actualmente, puedes encontrar diferentes remedios que serán una buena ayuda para dejar el tabaco definitivamente, como los parches y chicles de nicotina, incluso, algunas plantas medicinales, probióticos o jarabes para ex-fumadores.

Sin embargo, deja de fumar requiere además un fuerte compromiso por tu parte, y para decirle adiós a este hábito definitivamente necesitarás una buena estrategia psicológica para convencerte y mucha fuerza de voluntad.

Cuando decidas dejar de fumar para siempre, pasarás necesariamente por tres fases hasta conseguirlo: una primera fase en la que asumirás que vas a dejar el tabaco para siempre, una fase de abandono en la que sufrirás el síndrome de abstinencia, y una fase de mantenimiento en la que dejar de fumar se convertirá en un hábito a largo plazo y deberás evitar las recaídas.

  1. Aleja los estímulos

En la primera fase, una vez que te convenzas de que quieres dejar el tabaco para siempre, la primera estrategia psicológica que has de seguir es la de controlar todos los estímulos que tengas en tu entorno y que puedan recordarte el tabaco. En este sentido, puedes eliminar el café, el alcohol, o los ceniceros de casa, si estos elementos van a incitarte a volver a coger un cigarrillo.

Asimismo, puedes hablar con los fumadores de tu entorno más cercano, comentarles que estás intentando dejar de fumar, y que agradecerías que no te ofrecieran tabaco ni fumaran en tu presencia.

  1. Reduce el tabaco progresivamente

Con el objetivo de ir deshabituando al organismo a la nicotina y a las sustancias tóxicas del tabaco, puedes ir reduciendo progresivamente la cantidad de cigarrillos diarios, hasta que llegue un día que ya no te toque fumar. Se aconseja reducir cada semana alrededor del 20% de lo que sueles fumar habitualmente, y también reducir la cantidad de cigarrillo cada vez que te fumes uno.

También se aconseja dejar la marca de tabaco que fumes habitualmente, y que compres marcas que tengan el nivel de nicotina más bajo del mercado. Con este gesto conseguirás que tu organismo se adapte poco a poco a la reducción de las sustancias del tabaco.

  1. Habla contigo mismo

Cada vez que tengas unas ganas imparables de volver a fumarte un cigarrillo, establece un diálogo interior contigo mismo y vuelve a recordar, uno por uno, todos los motivos que te llevaron a dejar de fumar. Aprende a valorar todo el esfuerzo que has realizado, y mantente en contacto con todas esas actividades que te sirvieron para dejar de fumar, como el deporte o la meditación.

Recuerda que dejar de fumar no es una tarea fácil para nadie, pero que una vez que lo consigas, sentirás un bienestar único que será tu mayor motivación para no volver a recaer nunca más en el hábito de fumar.

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